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ENTRE GUSTOS NO HAY DISGUSTOS...

En algunas reuniones escucho hablar sobre los premios Oscar, y la importancia que tiene saber, a quien y por qué se otorgara tan importante reconocimiento. De verdad que no encuentro el trascendentalismo en el tema pero esta es mi conclusión

En estas entretenidas conversaciones suele pasar algo que llama mi atención, de un momento a otro muchos se vuelven expertos en el tema, son críticos cineastas especializados en: fotografía, actuación, edición, sonido planimetría… en fin, muchos son propios sabios en el tema sin embargo escuchando tanta critica “experta” sobre el asunto surge una interacción entre los participantes de dichas tertulias, que llamo aún más mi atención.

Cuando un individuo se atreve a exponer sus gustos cinematográficos, no tan “exquisitos” de los que tienen los demás, esté inmediatamente es cuestionado, suele ser peyorativamente tildado de básico, inculto, de mal gusto o ignorante, entre otros, solo porque no es un fanático de lo que la mayoría considera buen cine, pero me he dado cuenta también que ocurre en otros escenarios, la música es una forma de medir el buen gusto de una persona o su nivel socio cultural, lo mismo ocurre con los libros, las series y la comida.

Creo que algunos en su afán de no pasar por la pena de ser juzgado por el “buen gusto” de otros, asumen posturas que van en contra de su personalidad y sin miedo a equivocarme creo que hasta pasan por encima de sus principios. Y es en este punto en donde me pregunto ¿hasta qué punto estamos convirtiéndonos en un molde social solo por encajar?, ¿por pena? o ¿solo por miedo al rechazo social?. ¿Por qué nos volvemos tan duros al encontrar diferencias y gustos que suelen ser triviales para algunos?

A veces cuestiono esos estudios sociales que hacen para determinar el nivel de inteligencia de las personas a través de sus gustos musicales, ¡en serio!, la inteligencia no es un estándar o una escala medible en un solo contexto, existen diferentes tipos de inteligencia y no me vengan con el cuento que el intelecto se le cae a una persona porque le guste una que otra canción de reguetón, por qué la estúpida tendencia a creer que quien le gusta la cultura pop debe ser necesariamente una persona frívola, por qué la música plancha es única de las empleadas del servicio y luego se usa esa creencia como chiste ofensivo, que alguien quiera leer un libro de una saga por ejemplo, se me ocurre, de vampiros, puede ser, por qué necesariamente es inculto.

La sociedad está cada vez más encaminada a una especie de conductismo colectivo por imposiciones que se auto impone y ni siquiera por convicciones propias, lo hacen por considerar estar bien con la apreciación muchas veces ignorante que algunos viralizan.


Creo que los gustos personales distan del tipo o nivel de inteligencia, y creo que debería ser totalmente respetable el gusto de una persona que prefiera Carmina Burana como al que escucha Britney Spears, o el que aprecia ver películas de cine independiente como el que le gusten solo comedias románticas, hay que entender que al igual que la belleza, el buen gusto puede ser relativo, es necesario escuchar y aceptar sin ningún tipo de prejuicio y sobre todo sin caer en las etiquetas. Ser y expresar la personalidad natural, honesta y de forma espontánea, no debería ser un acto limitante que enmascare una personalidad por miedo al qué dirán o a los juicios acelerados de terceros.

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