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Espera, llegará el día…

Y entonces el día menos pensado, cuando crees que todo marcha bien, aparece el desamor con sus más crudas pruebas. Piensas que no es justo, no es justo que sea ese amor precisamente el que se convierta en un maestro del dolor, que te hace añicos el corazón, quien te roba la ilusión y se convierte en un horrible “Dementor”, que te absorbe la felicidad. Y sin darte cuenta caes en los terrenos del masoquismo, con preguntas que tal vez, jamás, tendrán respuestas, que solo causan desespero, desilusión, y desolación. Ahí todo es gris.


Es inevitable, es la ley de la vida, una purga tal vez a lo que no pudo ser. Pero sabes el tiempo te cuidara. Si, ese mismo que crees que se congelo para perpetuar ese gran dolor, solo te prepara para que encuentres otra vez lo que fue y quien fuiste.


No te preocupes; llegará el día en el que te darás cuenta que estas mejor sin ese ser, al que le diste el corazón y te dio espinas, cuando prometió llenarlo con rosas, te darás cuenta que es mejor entender a tiempo que confundir costumbre con amor puede resultar muy toxico, te darás cuenta que para amar hay que saber perder, y es que en las cuestiones del amor siempre es mejor perder que no intentar. Y cuando menos te des cuenta tendrás una razón para olvidar.


Al final rearmando las piezas y comenzando de cero, empezaras a ser el autor de un nuevo capítulo, esta vez uno más sabio, mas fuerte y menos doloroso. Quizás el tan esperado final feliz seas solo tú, dejando todo de lado y continuando, y ahí, no, ya no vas a llorar más. -A





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